La berrea del venado, una oportunidad para su caza en rececho

berrea del venadoNo cabe duda de que la berrea del venado es uno de los fenómenos más impresionantes que podemos presenciar en nuestros montes y que los cazadores tienen la oportunidad de contemplar mejor que nadie. Un fenómeno que tiene lugar desde finales de agosto hasta principios de octubre, en función de la zona y de las condiciones climáticas. Un hermoso ritual en el que los venados entran en celo y se aparean con las ciervas. Lo cual no deja de ser curioso, ya que la mayoría de las especies del reino animal suelen realizar sus apareamientos en los meses de primavera. Esto tiene que ver con el hecho de que las hembras han adaptado el periodo de ovulación para que el parto y la lactancia lleguen cuando hay mayor abundancia de alimento, a finales de primavera y principios de verano

Debes saber que el venado es un animal al que le gustan los terrenos de abundante arbolado, aunque en días más fríos busquen superficies menos densas y más cálidas. Suelen vivir en manadas para poder defenderse más fácilmente de los peligros que puedan presentarse. De esta forma, cuando el grupo es amenazado por algún peligro, las hembras, que son las primeras en percibirlo, comienzan la retirada y los machos las siguen.

Por supuesto, un buen aficionado a los recechos de venado en la berrea debe conocer perfectamente las pautas de comportamiento de estos ejemplares y saber aprovecharlo en su favor para obtener el mayor beneficio posible. Pero además, al igual que ocurre en otras modalidades cinegéticas, es importante que el cazador conozca muy bien el terreno. Para lo cual, se debe analizar la orografía del lugar, pero también las huellas y la frescura de los excrementos, que nos darán pistas muy valiosas para valorar las posibilidades que se tienen de abatir a un buen ejemplar. Si el cazador es capaz de interpretar bien todo ello, podrá establecer aproximadamente la envergadura y la edad del animal, así como el ritmo al que ha caminado y si va en grupo o en solitario. Toda una serie de pistas que todo aficionado a los recechos de venado en la berrea debe tener en cuenta para encontrar el ejemplar deseado.

Una de las mejores épocas para ello son los últimos días de la berrea, ya que es el momento en el que los grandes venados comienzan a sentir un mayor desgaste físico. Es frecuente verlos buscando zonas de sombra o incluso dormidos en pleno día. Por eso,  las posibilidades de lograr un trofeo en estos días aumentan considerablemente.

En cualquier caso, no cabe duda de que la berrea es uno de los métodos de caza que entraña mayores dificultades, ya que se trata de un método selectivo que requiere amplios conocimientos de la pieza y de la zona en la que vive por parte del cazador. Por lo demás, basta con echarse al monte al atardecer o al amanecer, cuando es posible escuchar los berridos que nos servirán para localizar a la pieza. Después, hay que acercarse haciendo el menor ruido posible y encontrar el momento adecuado para abatirlo.

La teoría parece sencilla, pero la práctica es algo más complicada. Y es que en esta época el campo suele estar muy seco, por lo que moverse por el terreno sin hacer ruido puede convertirse en una auténtica odisea. Por eso, es muy importante aprovechar los berridos de los venados para hacer aquellos movimientos más complicados, lo que por supuesto requiere de mucha paciencia. En el caso de que las condiciones del terreno impidan caminar por él en silencio y sin delatar nuestra presencia, la mejor opción es buscar un lugar en el que quedarnos quietos esperando a que aparezca el ejemplar que buscamos. En este sentido, los mejores lugares son aquellos a donde van a carear las hembras, así como los puntos de agua, los cebaderos, las bolas de sal o los arenales abiertos a los que los venados acuden con cierta frecuencia durante la berrea. Por supuesto, es importante colocarse de espaldas al sol para poder visualizar con mayor facilidad el lomo de los venados.

En lo que respecta al disparo, hay que tener en cuenta que generalmente tiraremos sobre un animal que estará quieto y que no debe percibir en ningún momento ninguna señal de nuestra presencia. Si conseguimos acercarnos lo máximo posible, nos apoyamos correctamente y el tamaño de la pieza es el adecuado, será más fácil lograr efectuar el disparo perfecto. No obstante, hay que mencionar que los errores son siempre algo común.