Caza de perdices: Ojeos de perdiz
La perdiz es un tipo de ave muy apreciada en el mundo cinegético por su exquisita carne. Se trata de un ejemplar de tamaño medio, cuerpo grueso, cabeza pequeña y plumaje de un color que varía desde la gama de los pardos a los grisáceos y que destaca por sus manchas rojas.
En España el hábitat natural de las perdices abarca desde la zona central hasta el sureste, siendo frecuente su presencia en fincas de Madrid y Castilla La-Mancha. A estos territorios acuden miles de aficionados cada año para disfrutar de ojeos de perdiz durante la temporada otoñal. De hecho, este tipo de caza menor es uno de los preferidos por los aficionados.
Los ojeos de perdiz son una modalidad de cacería que consiste en la espera de las aves para ser abatidas. Para ello colaboran de manera estratégica dos figuras: la del ojeador y la del cazador. Ambas se sitúan en extremos opuestos y mientras los primeros, provistos de pañuelos y palos avanzan y logran que las perdices vuelen en dirección contraria, los segundos aguardan ocultos y atentos el momento de darles caza. El ojeo finaliza cuando los dos bandos terminan por encontrarse.
Jornada perfecta de caza de perdices
Para disfrutar de una jornada exitosa, tener una buena técnica y control sobre el disparo es fundamental. Además, el ojeo de perdices permite desplegar todos los sentidos al cazador, que puede realizar diferentes tipos de tiro según lo requiera el modo en el que ve al ave: de frente, en vertical, con trayectoria de 45 grados, cruzada por delante o recién pasada.
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